Los obispos, secretarios ejecutivos de pastoral de movilidad, laicos y laicas que trabajamos en las fronteras del sur de México y de países del norte de Centroamérica, con la presencia del delegado de la Sección Migrantes y Refugiados del Vaticano y los obispos invitados de Estados Unidos, reunidos en el VII Encuentro de Obispos en Valle de Ángeles, Honduras del 25 al 28 de octubre de 2021, deseamos compartir las preocupaciones que hemos escuchado y las propuestas que desde la Iglesia ofrecemos para que la migración sea un derecho y no sea forzada.
Vemos con preocupación lo que está ocurriendo en las fronteras de Centroamérica, México y Estados Unidos y, como países de origen, tránsito, destino y retorno constatamos lo siguiente:
- Que es la violencia estructural la que obliga a nuestros hermanos centroamericanos a huir cada día de sus países, agobiados por las condiciones económicas y de inseguridad. Además, la corrupción generalizada e impunidad debilitan las posibilidades de construir sus proyectos de vida en su país de origen.
- Que hay una responsabilidad compartida entre los gobiernos de los países de Centroamérica y Estados Unidos en cuanto a las políticas económicas implementadas que han contribuido al debilitamiento de los Estados, y sus impactos los sufren las personas obligadas a migrar en búsqueda de mejores condiciones de vida.
- Que la migración es una crisis compleja regional que requiere respuesta pronta de manera articulada desde los Estados, la sociedad civil, la Iglesia y otros actores.
- Que a causa de la pandemia, el cierre de fronteras y los efectos de los huracanes se agudizó la presencia en las rutas migratorias de niñas y niños no acompañados, mujeres embarazadas y núcleos monoparentales.
- Que no hay una respuesta efectiva y articulada de los gobiernos para atender las causas estructurales que subyacen en las razones para la migración, y tampoco se preocupan por atender las deportaciones masivas que incumplen los protocolos para un retorno con dignidad.
- Que hay una responsabilidad compartida entre los gobiernos de los países de Centroamérica y Estados Unidos en cuanto a las políticas económicas implementadas que han contribuido al debilitamiento de los Estados, y sus impactos los sufren las personas obligadas a migrar en búsqueda de mejores condiciones de vida.
- Que la migración es una crisis compleja regional que requiere respuesta pronta de manera articulada desde los Estados, la sociedad civil, la Iglesia y otros actores.
- Que a causa de la pandemia, el cierre de fronteras y los efectos de los huracanes se agudizó la presencia en las rutas migratorias de niñas y niños no acompañados, mujeres embarazadas y núcleos monoparentales.
- Que no hay una respuesta efectiva y articulada de los gobiernos para atender las causas estructurales que subyacen en las razones para la migración, y tampoco se preocupan por atender las deportaciones masivas que incumplen los protocolos para un retorno con dignidad.
Demandamos la aplicación de políticas migratorias que respeten la dignidad de las personas, el derecho a la protección internacional y la no separación de las familias por parte de los gobiernos de Centroamérica, México y Estados Unidos. Manifestamos nuestra oposición a los mecanismos de devolución exprés como consecuencia de la aplicación del Título 42 y la política “Quédate en México” que aplica la administración Biden-Harris.
Urgimos a los gobiernos de Centroamérica y México a dar una respuesta humanitaria, rápida y digna a la emergencia provocada por esas políticas de contención y criminalización.
Reiteramos nuestro compromiso a promover incidencia con los gobiernos de la región, México y Estados Unidos para abordar las causas estructurales de la migración.
Renovamos nuestro compromiso y respaldo a las personas migrantes en nuestra región mientras vemos con preocupación el trato y respuesta que dan los Estados a quienes se ven obligados a migrar de manera forzada, enfrentando grandes desafíos y riesgos durante la ruta, y a las personas deportadas en su proceso de reintegración.
Como Iglesia nos comprometemos a fortalecer nuestras articulaciones regionales para acompañar y asistir a las personas migrantes en coherencia con el llamado del Papa Francisco para construir “un nosotros cada vez más grande”.
Mons. Luis Solé Fa
Obispo de Trujillo, Honduras,
Delegado de la Conferencia Episcopal para la Pastoral del Migrante
Mons. José Antonio Canales
Obispo de Danlí, Honduras
Mons. Elías Samuel Bolaños
Obispo de Zacatecoluca, El Salvador,
Presidente de Caritas El Salvador
Mons. Ángel Garachana
Obispo de San Pedro Sula, Honduras
Presidente de Conferencia Episcopal de Honduras
P. Matteo Luison, cs
Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Pastoral de Movilidad Humana, Guatemala
P. German Rolando Navarro Orozco
Vicario general de la Diócesis de Santa Rosa de Copán, Honduras
Hna. Nyzelle Juliana Dondé
Coordinadora Nacional de la Pastoral de Movilidad Humana, Honduras
Hna. Ligia Ruiz Gamba
Coordinadora Arquidiocesana de la Pastoral de Movilidad Humana, Honduras
Joseph Fleming
Iniciativa Causas Raíz, Faith in Action, Estados Unidos
Hna. Marcela Cruz
Red Clamor Honduras
Sixto Rodríguez
Coordinador de la Casa de Migrantes de Ocotepeque, Honduras
Geraldina Garay
Coordinadora de PMH diócesis de San Pedro Sula, Honduras
Walter Paxtor
Coordinador de la Red de Protección Monitoreo de Personas Desplazadas, Guatemala
Mirna Isabel García
Ejecutor de proyectos, Guatemala
Yolanda González
Equipo de Reflexión, investigación, y Comunicación ERIC-SJ, Honduras
Karla Rivas
Equipo de Reflexión, investigación, y Comunicación ERIC-SJ, Honduras
Red Jesuita con Migrantes Centroamérica
Valle de Ángeles, Honduras. 28 de octubre de 2021